viernes, 12 de julio de 2013

Cuatro horas con Pedrojota

          ¿Por qué nadie hace la pregunta correcta? Han sido cientos (tal vez incluso miles) de artículos los que se han escrito desde la publicación el pasado domingo de la "carta" de Pedro J. Ramírez en El Mundo. Muchos de ellos firmados por personas infinitamente más sabias y mejor informadas que servidor; a pesar de lo cual todavía no me he topado ninguno que formule la que para mí es la pregunta del millón. Tal vez sea mala suerte, vaya usted a saber, pero hasta la fecha todo lo que leo son brillantes especulaciones sobre el que podría ser el Ministro que fumaba puros, preguntas sobre si lo de que un Ministro de Economía y Hacienda perciba dinero negro es cohecho, prevaricación, ambas cosas o algo mucho peor; comparaciones entre Bárcenas y los ERE, o directamente llamamientos a la ciudadanía para que de una vez por todas digamos en serio: "hasta aquí hemos llegado"...

          En todos los casos hablamos de reflexiones y preguntas más que necesarias, pero (al menos en todos los artículos que he tenido la suerte de leer) que dejan de lado una cuestión a mi juicio fundamental: ¿Por qué? ¿Por qué publica Pedrojota lo que publica? ¿Por qué ahora?

          Tal vez sea por eso de que uno lleva ya bastante tiempo siguiendo estos trasiegos, pero las cuatro horas con Bárcenas publicadas me generan cierta sensación de déjà vu, y me evocan aquellas sensaciones tantas veces vividas durante el felipismo. Que vale que Pedrojota no es Polanco, ni nadie que se le parezca ni remotamente; y que El Mundo no es el País, mucho menos El País de aquel entonces; pero, salvando las distancias, los paralelismos son manifiestos.

          En aquellos años, bastaba con leer en el periódico buque insignia del grupo Prisa un editorial contrario al Gobierno de Felipe y los suyos para saber, sin temor a equivocarse, que el régimen comandado por el PSOE no estaba poniendo todas las alfombras rojas que Polanco esperaba para cerrar alguno de sus negocios; o que tal vez la maquinaria del Estado no les estaba defendiendo con toda la rotundidad posible en las ocasiones en que él mismo o Cebrián tuvieron "diferencias" con la justicia...

          El pasado domingo, Pedrojota publicó la crónica de una conversación de cuatro horas mantenida con Bárcenas, en la que acusa a diestro y siniestro sin hacer ninguna acusación concreta (o tan concreta como nos gustaría); pero cualquiera que lo lea comprende perfectamente que los datos concretos y nombres que no publica, no es porque los desconozca. Vamos, que en realidad la crónica entera no es más que una advertencia, o una muestra de poder hacia el Gobierno de Rajoy. Algo que se podría haber resumido fácilmente en una frase: "Mucho ojo, Mariano, que os tengo cogidos por las pelotas".

          Por eso la pregunta del millón es precisamente qué quiere Pedrojota. Con qué le está amenazando el Gobierno o para qué podría querer o necesitar el favor de las instituciones. Porque mientras no hagamos esa pregunta, el sistema seguirá con sus asuntos sin contar con nosotros; y los medios seguirán siendo mecanismos de mensajería entre diferentes patas del propio sistema relegándonos a meros espectadores de la que debería ser nuestra vida pública.